Con el paso del tiempo, las mangueras y los goteros del sistema de riego se van deteriorando, para conseguir una reducción en el gasto de agua y una mayor efectividad en la planta se hace necesario realizar cambios.
Un sistema de riego bien instalado consigue que se llegue directamente al estado fisiológico de la planta, mejorando el equilibrio, reduciendo el estrés hídrico, aumentando la regularidad de las producciones, facilitando el control, el abonado etc. En resumen un aumento de la calidad de la uva y un consumo responsable del agua.